viernes, 29 de marzo de 2019

PAISAJE URBANO


Los ausentes, son los únicos presentes.
Los presentes, son los ausentes.
Han sido absorbidos por las horas y los días agitados.
Cotidianidad implacable.

Los presentes están ensimismados.
Ciegos de causas. Atragantados de subsistencia
Entregados a la dinámica chirriante de las cosas del mercado.
¿Tiempos modernos? ¡Horas ausentes, soslayadas!
Negaciones arbitrarias de todos los tiempos.

Los presentes han partido de sí mismo.
Están refugiados en la rutina de proteger el presente
Esforzados y agitados en el camino para llegar no se sabe dónde.
El futuro. ¿Qué futuro? Nadie sabe cómo es.  No saben si será.
Los próximos tiempos no son propios. Son anónimos y colectivos.
Solo los pueden vislumbrar de  noche y entre sueños.
¿Horas deshilachadas? ¡Espacios agujereados!

Los ausentes son los únicos presentes que nos quedan.
Los ausentes son los que nos acompañan
A diario con la memoria de recuerdos, las historias de crecer para llegar crecidos.
Relatos que nos dieron los nombres. Dejaron palabras por aquí y  por allá.
Frases al oído para entregarnos dignidad y moldear nuestra identidad.

Los ausentes son los únicos que nos acompañan en esta realidad anónima y pueril.
Los ausentes. Amigos, compañeros de otros tiempos.
Otra realidad. Otra sociedad.

Los presentes son solo ficciones de la realidad,
Solo para pensar que estamos juntos, aunque sea de a ratos.
Para especular con alegrías que no sabemos si son tales,
Pero nos gusta el relato con  entusiasmo.
Imaginación sazonada  con  expectativa y una  pizca de ilusión.
Siempre presente la posibilidad de vernos alguna vez o quizá solo una.
O tal vez nunca.

Los presentes que cruzamos a diario son solo la fantasía
Una fantasía que nos ayuda a creer que no estamos solos.

Es verdad. No estamos solos.
Nos acompañan los ausentes y su bagaje inconmensurable de memoria
Somos nosotros y nuestra historia. Los que quisimos y se fueron obligados
Los que nunca se quisieron ir, solo  por estar al lado nuestro.

Esa es la razón por la que no estamos solos.



***




Imagen: “Brumas en Parque Lezama”. César Manuel Sarmiento. 2018.

miércoles, 27 de marzo de 2019

ESTRATEGIA PARA LLEGAR A NADA


No hacer, postergar todo hasta la próxima luna, dejar en la niebla del invierno las mejores ideas hasta el próximo verano, es algo así como una estrategia para alargar la vida.
Vanamente creemos que la vida son esas pequeñas quimeras que fabricamos, en medio del fragor diario, para que no nos duelan sus consecuencias.
Vanamente creemos que postergar su realización, con la promesa de enriquecerlos mañana,  alargará nuestras vidas.
Vanamente creemos que la muerte recula ante ilusiones. Ilusiones que postergamos para mantenerlas vivas, porque sabemos que se disuelven en euforia en el camino de realización.
Vanamente  nos dibujamos días generosos en proyectos. Ideas, propuestas y entusiasmos que edificamos como murallas para que el vulgar sentido común no nos asfixie.
Vanamente damos vueltas y crecemos en esa alegría que nos dejan  las ilusiones y en el empuje que nos dan nuestras quimeras.
Mientras la vida, eso que el ritmo cotidiano llama vida y normalidad, tritura esperanzas y venturas. 
Mientras,  seguimos y seguimos.  Aunque no lleguemos a ningún lado
Mientras, giramos y giramos. Sin poner el freno en la ilusión,  que termina en desilusión
Tal vez  un día se rompa la cadena, se rompa la monotonía de proyectar y proyectar.
Tal vez  un día saltemos la barrera de la ilusión. Tomemos la decisión.
Tal vez un día, todas esas horas contrahechas, merezcan llamarse día. 


***



Imagen: “A silhouette of a passer by in Malé”, FRANCESCO_ZIZOLA/NOOR. 2009.

jueves, 21 de marzo de 2019

OCURRENCIAS… PEDAZOS DE POEMAS


Todos los días borroneando. Escribiendo cosas por acá  y por allá, en la casa, en el escritorio, en el autobús, en la calle, en el mercado, en el café o cualquier otro lugar. Cuántas veces hubo que detener la marcha en una esquina, solo para anotar lo que se acaba de ocurrir. Anotar para que no se pierdan las palabras, para que no se mezclen las frases en la memoria, para que el verbo se quede quieto, ahí donde el pensamiento lo ha puesto. Y si no se puede anotar, entonces ya se sabe: repitiendo y repitiendo mentalmente las frases o versos hasta que se grabe. Como un loco, pero caminando con cara de cuerdo.  
Al  final, quizá no sean más que un par de frases que solo prometen que habrá más. Pero la frase tiene cuerpo y entidad, entonces  podría ser un poema de verdad. O tal vez no. O tal vez sí. Y en eso transcurren los días sucesivos y sus viajes. En el  tiempo, se van acumulando una gran cantidad de ocurrencias o de "pedazos de poemas". Ese es el mejor nombre que pueden tener estas frases. Quizá por eso,  nunca desaparecen.
Eso es lo que son esos textos breves, esas frases, esas palabras que parecen que no dicen mucho, que se presentan como metáforas de buena sonoridad o frases que impactan. Todos esos trozos de poemas o relatos, en realidad son porciones de realidad,  de pensamientos, ocurrencias,  urgencias por declarar algo, precipitaciones e incontinencias que se sirven como tazas de café. Son raciones de “Entusiasmo por Contar”, “Trozos de Vida” que se ven, que se muestran, pero que en verdad, son la punta de algo con mucha profundidad. Pueden imaginar el resto, con absoluta libertad. Pero  es  importante que sepan cómo empieza este juego de imaginar. Antes hubo que escribir y antes de antes hubo algo que encendió una chispa que dio lugar a una frase, que se extendió en otras frases  y después en otras frases. Armando una enredadera de historias o un bosque de árboles complejos cargados de palabras seductoras, atractivas, impactantes. En todo ese proceso hay vida, mucha vida. Y hay algunos dispuestos a contarla  porque hay muchos otros dispuestos a escuchar.
©César Manuel Sarmiento            
*** 

Imagen: Obra de Quint Buchholz

jueves, 14 de marzo de 2019

AL FIN Y AL CABO


Soy muchas personas al mismo tiempo.
Soy muchas versiones del mismo molde.
 Soy mucho de pocas cosas.
Soy un poco, a veces casi nada, de mucho, aunque nunca sé cuánto.
Soy.
Todas esas presencias a lo largo del día,
según pasan las horas,
que dejan estelas de claro oscuros,
que provocan confusión entre la gente.
A veces confusión hasta en mí mismo.
Soy todo eso y por momentos no soy nada.
Pero soy.
Siempre en la misma piel,
con las mismas palabras y dentro del mismo verbo.

Soy.

A pesar de todo.
Y al fin y al cabo.


***



Imagen de autor desconocido tomada de la Red

viernes, 8 de marzo de 2019

EL LIDERAZGO ÁRIDO Y EL SÓRDIDO SOMETIMIENTO


“Allí, con firme juicio gobierna con acierto el padre, marido y señor. Colmándolo de prosperidad como guardián, guía o juez”.
Estas dos frases resumen con precisión la moral en la familia burguesa.
Concentran la explicación de porqué millones de hombres han sido condenados a un  liderazgo árido, vacío y castraste de sus posibles talentos.
Al mismo tiempo que es la definición exacta de la esclavitud a la que ha sido sometida la mujer dentro de esa institución llamada “matrimonio”.
Las dos frases son la causa y explicación de porqué se han truncado tantas vidas en el aspecto más distintivo de la condición humana: la imaginación, la capacidad creadora y transformadora.
Estas dos frases son  las columnas de la estructura de un edificio en donde en apariencia se cuida, se  protege y se ofrece seguridad. Pero en ese universo distorsionado por los desvarías de  la  razón, a esa estructura se le llama felicidad.
Hoy, todos sabemos que no lo es.


***




Foto: Robert Doisneau. 13 de octubre de 1988

jueves, 7 de marzo de 2019

HAY OTRA REALIDAD


La fotografía es uno de esos mundos maravillosos, donde podemos inventar equilibrios. Hay un momento en el que el fotógrafo (sobre todo los callejeros) modifica de tal forma lo que todos ven, que nadie podría precisar si estuvo o no en ese lugar.
¿Cuántas personas pudieron colocar el ojo en esa perspectiva que muestra la foto? Una obra de un maestro de la fotografía, como lo es el catalán Francesc Catalá Roca. Porque sin duda, la mayoría miró la escena por encima de la manguera y el chorro de agua. Todos tienen la misma visión del trabajador  que está regando. Ni siquiera el regador puede intuir el lugar que le está asignando a su compañero de trabajo.
Cuando se dice que la fotografía es el instante, cuando se ensalza la capacidad del fotógrafo para captar el instante, entonces también vale preguntarse: ¿Qué instante? ¿El de todos los mortales, paseantes o transeúntes por esta calle de Madrid?
Creo que esta foto es el instante del “ojo”, de la percepción, de la intuición y la creatividad de Catalá Roca. Todos los demás instantes,  de cada uno que pasó en ese momento por el  lugar, es otro instante, otra historia, otra mirada de la realidad.
La foto, induce a pensar que Catalá Roca no la fabricó. Solo que encontró la escena  y le dio su propia historia, según la habrá podido ver en una fugacidad que el ojo le trasmitió al cerebro.  Esta foto, también es buena para contradecir a los académicos de la técnica fotográfica, cuando les dicen a sus alumnos: ¿Tienen que pensar qué quieren expresar? Y se supone que la frase que sigue es: “entonces vayan a buscar eso que piensan”.
Pero en el caso de Catalá Roca (y en esta foto en especial) creo que no había ninguna idea previa. La toma es el resultado de la su cámara, su percepción y su creatividad. El instante – en este caso – es el momento preciso en que el fotógrafo hizo una lectura distinta de la realidad que todos ven.
***





























Foto: Francesc Catalá Roca. “Un operario regando en Madrid”. 1953.