lunes, 31 de julio de 2023

LA ESPALDA DE LA GRAMÁTICA

Los inventores de la gramática no te conocieron. Por eso se impusieron las normas del lenguaje. Definieron la palabra belleza. Luego dijeron cómo y cuándo utilizarla, sin siquiera haber tenido noticias tuyas. ¿Dónde estabas?  ¿O no estabas? Tal vez ellos en su ceguera no pudieron verte. Tampoco te han sentido y desde luego jamás te han oído. Porque si algo de eso hubiera ocurrido, ellos no podrían haber hecho todas esas leyes ni llenado cientos de miles de páginas con letras y palabras para decir cómo debemos expresarnos.

El día que te conocí supe que la palabra belleza no tenía sentido. Pero nunca encontré una forma de nombrarte. Porque ese nombre que tienes es algo que te han impuesto. ¡Hay tantas formas de nombrarte! Así también, no calzas en ninguna. Tal vez todas juntas sirvan para explicar lo que se siente en tu presencia.

Contigo aprendí que el instante es un momento eterno y los tiempos no tienen ningún valor. El único tiempo está en el interior profundo y no tiene medida. Ahí el tiempo es una ecuación de quebrados sin solución y las definiciones son solo una arquitectura de palabras. Ese tiempo son habitaciones en ebullición, es el recinto ceremonial de tu belleza.

Caminando por los extremos sensibles de las miradas, en el sendero de esa línea que a veces nos arde, fui comprendiendo que las palabras, las frases, las normas y todas las leyes acumuladas por la historia, eran territorios convencionales de los absurdos. Paseando juntos en la noche,  se aprende que la luna tal vez no sea nada. Y por la mañana, el sol no aparezca por el este, sino a través de tus ojos o te dé la bienvenida en tu sonrisa o esté escondido detrás de tus dientes para comerte de golpe y por sorpresa al primer movimiento.

Nada define nada, salvo en la ciencia necesaria que usamos y necesitamos para sentir que no estamos en el abismo. Fuera de ella, todo es otra cosa. Y cuando escribo “cosa”, lo hago porque no sé cómo nombrar ese lugar o espacio o región o qué se yo, que se extiende hasta no sé dónde. Ese es tu lugar, es ahí dónde estás. Alimentando el fuego que mantiene crepitando las palabras, para que surjan nuevas palabras y larguen chispas al aire, para formar sucesiones de chispas que son como frases de lectura y locura obligada.

Sentado a tu lado fui aprendiendo que hay oraciones de fuego, párrafos de agua, aguaceros de palabras enloquecidas, relámpagos que anuncian la ruptura del pensamiento y truenos y tormentas donde el lenguaje cae rabioso sobre la tierra, se estrella y nos salpica para dejarnos su marca. A un lugar así, la poesía llega para alimentarse. ¿Pero qué es la poesía? Eso quiero saber yo. Tal vez lo aprenda a tu lado, caldeado en tu fuego y atento a las claves que dejas por ahí.

Los inventores de la gramática y todas sus normas solo pueden aspirar a describir el mundo, los hombres y algunos hechos y circunstancias. Pero nada más. La creación es otra cosa, que no reconoce normas ni leyes ni ordenanzas. Es el estado caótico de las cosas. Es caótico por ordenado, por frágil y sensible, por variable y mutable. Es el estado de cosas que solo responden a una sola ley, lo inefable. Es el estado de asombro y sus estremecimientos. Por eso es caótico.

Por eso sé que no te conocieron. Porque si así hubiera sido, nunca podrían haber dicho todo lo que dijeron ni escribir todo lo que escribieron. Tú eres como el cielo. Ese abismo en que todo es posible, todo está permitido, nada es constante, todo es mutante, nada es fijo y ordenado. Solo unos pocos se atreven y se quedan, permanecen y se transforman como el mismo cielo, como el mismo abismo.

Tal vez la poesía sea eso y no una cosa. Tal vez seas tú misma la poesía que se viste de cielo y te presentas ante mí, para enamorarme. Tal vez tú seas el abismo que a veces me abraza y a veces me traga. Pero no es esa la belleza que me enseñaron, no es así lo que me dijeron. Esto es otra cosa. No sé cómo es. Y me obliga a vivir en turbulencias, con el sentimiento erizado y el pensamiento quebrado. Todo gesto, diálogo, palabra o movimiento, es un impulso consciente hacia una nueva fragua que me ordene los huesos.  

Las otras noches me llevaste por ese camino de lo sensible. Es ahí donde se estrujan las entrañas. Es el lugar donde nada alcanza, todo es insuficiente, imperfecto y a punto de concluir para empezar otra vez. Es ese camino a donde me llevas, cada vez que me quieres demostrar que siempre hay algo más. Nunca me dices qué. Solo me dejas algunas breves expresiones que me llenan de más preguntas antes que respuestas. Y quedo expuesto a tu emoción que es mi emoción. Y tus vibraciones se deslizan por los bordes de mi pensamiento, creando palabras que no se pueden traducir. Porque a vos no hay forma de traducirte, sólo hay que vivirte y dejarse vivir.

Tomábamos un vino de madrugada cuando me pediste que no escribiera nada genial, porque tienes los días saturados de verdad revelada. Entonces pensé que la palabra es creación y no sentencia. Y que la frase es la acción en el proceso creador. “La realidad es un puñado de frases y palabras. En esa realidad nos vamos relatando, nos vamos escribiendo cada día”. Eso me dijiste hacia el amanecer, mientras pasabas suavemente tu mano sobre mi brazo. Ahí fue cuando detuve mi escritura para mirarte otra vez, para tomar una bocanada de vos, que cambiara mi realidad. Me apoyé sobre tu vientre y creí sentir los latidos de la matriz de la creación.

Contigo no hay legalidad. Caminar a tu lado es andar, sabiendo que en cada paso, se van transformando las formas de las palabras. Eres esa mujer donde se dan vuelta todos los elementos de la naturaleza misma de la vida y todo su lenguaje posible. En tu boca la palabra es creadora y tiene poder. Poder transformador. Yo lo llamo amor por estos días, pero quizá se llame de otra forma y el amor seas solamente vos o vos y yo abrazándonos, una tarde de lluvia bajo la arboleda del parque. Pero tiene que haber algo más. Porque cuando besas, se disuelven todas las formas de lo real. No tengo forma de expresarlo… Te impones sobre mí. Me obligas a salir, para encontrar las palabras que te pidan: ¡Hazlo otra vez! ¡Por favor!

Lo único real es eso. Todas las formas de expresión van cambiando según los modos y momentos de amarte. Cada metáfora es un pensamiento que estalla en sí mismo al calor de tus ojos. Cada frase es un fuego que funde palabras para producir nuevas metáforas. Y así vamos tú y yo. Al margen de la gramática, de espaldas a las normas, sin mirar el reglamento. En nuestros diálogos parece que no hablamos un lenguaje. Solo parece, porque no estamos en la realidad. Nuestros diálogos son nuestro punto de fuga. Es una fisura racional que nos devuelve como humanos, amándonos como si fuéramos el origen de la creación del mundo y de la vida. En ese caldero irracional, nosotros nos alimentamos de palabras que nos dejan en estado de poesía.

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Obra de Pier Toffoletti

jueves, 27 de julio de 2023

EL SONIDO DE LAS PALABRAS

Hay palabras que no se ven, son solo música, no son más que música.

Sólo significan cuando se las escucha.

Tienen más valor para quien las escucha que para quien las dice, que valen más en su destino que en su origen.

Un "te quiero" es una grafía de ocho compases para quién lo escucha y apenas dos palabras sin mucho vuelo, para quien las pronuncia.

Pronunciar, tener la intención de decir, no es igual a la voluntad de escuchar, al deseo de oír, a la decisión de recibir. A veces recibir es más generoso que entregar. Recibir, cuando se recibe sin condición, con la única exigencia que impone la imaginación y expectativa, es una idea tan amplia y valerosa que no se puede comparar con el reducido límite de la entrega específica. A veces, recibir es un acto heroico.

Decir "te quiero" puede ser banal o emotivo o sentido o desesperado. Pero tiene, tendrá, un significado en la música que provoca en el destino del que escucha.

Cuando digo "te quiero", sólo tiene valor en el gesto de tu mirada, la expresión de tus ojos, el semblante de tu cara y de cómo avance o se recoja tu cuerpo.

En esa danza gestual y rítmica, expresiva y transparente, profunda e íntima, mucho más que breve, fugaz, casi imperceptible, que solo se da en el momento mismo en que esas palabras se convierten en música, que apenas suenan una vez, pero hacía adentro, hacia donde la palabra no se ve, donde se convierten en una sucesión de sonidos, que solo el alma puede oír, es ahí donde está el auténtico sentido de esas palabras, que pudieron significar nada pero tienen la soberbia de serlo todo.

Hay poesías que no se hacen con palabras. Hay poesías que son solo sonidos. Sonidos que sólo son música en el interior de quien escucha, quiere escuchar, está decidido a escuchar y no hay sordera que se lo impida

Hay poesías sin palabras. Ahí estás tú como reflejo. Porque eres la poesía sin palabras. Pero no hay poesía sin música. Y también estás tú como reflejo. Porque solo hay poesía cuando suena la música que tienes dentro cuando te digo "te quiero".

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Imagen tomada de la Red de autor desconocido

 

lunes, 24 de julio de 2023

APRENDIENDO

Se esconde.
Juega a que no está.
Hace tiempo quiere que escriba sin pretexto.
No quiere que le escriba pero quiere que le escriba.
No quiere ser la causa de inspiración.
No quiere ser ninguna musa.
Se aleja. Me quita todas las fuentes.
Despeja todo.
Abre el espacio, lo sacude, lo ventila, lo amplifica.

Quiere que escriba porque sí.
Quiere que escriba por escribir.
No quiere que la mire, la nombre, la recuerde.
No quiere nada. Aunque gira, gira y revolotea.
Vuela, desciende, se posa y vuelve a volar.
Reparte aliento por ahí. Respira por acá.
Quiere que escriba sobre no sé qué.
Supone que siempre hay algo por decir.
Sin pretexto ni nada que lo motive. 

A veces pienso que duda.
Quizá esté aprendiendo. Igual que yo.
Ambos estamos aprendiendo a querer y a escribir
Sin saber si son lo mismo.
Tal vez un verbo no exista sin el otro.
Pero sin duda aprenderá que no se puede escribir
Si no se tiene la vida por delante.
...
Y ella, es la vida.
Aunque todavía no se haya dado cuenta. 

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Imagen: Pier Toffoletti

domingo, 16 de julio de 2023

EL BUSCADOR DE PALABRAS

Un día descubrí que podía abrazarla con la palabra.
Se dejaba abrazar con la palabra.
Escribía cosas que le calzaban como un traje esperado desde siempre. 
Escribía para ella. Y ella pensaba que eran solo para ella.
Disfrutaba. Ella y yo.
Reaccionábamos con algunos verbos y en la combinación de algunos adjetivos.
Era feliz en esos abrazos de palabras.
Yo era feliz abrazándola.

Cuando descubrí que podía abrazarla con la palabra,
entonces mi pretensión fue cubrirla siempre con palabras.
Percibía su tensión, su atención y reacción al abrazo de palabras.
Éramos dos gatos en un canasto de palabras.
Ella esperaba esos abrazos apalabrados y yo celebraba con palabras.
Jugábamos a entrelazarnos en perífrasis y circunloquios.
Terminábamos en abrazos fuertes y sensitivos de sustantivos y metáforas. 

Descubrí que ella se encogía, se recogía, sensible en esos abrazos de palabras.
Imaginaba las expresiones de sus ojos en esos breves estremecimientos.
Se sonreía. Si, lo sé. Porque es su forma de llamar a la vida.
Ella se dejaba.
Su silencio no era ausencia. Era reclamo.
Ella esperaba siempre esos abrazos de palabras.
Yo era feliz
Buscando palabras para abrazarla

Anoche me confesó que le gusta que la abrace con palabras
Entonces, decidí convertirme en buscador de palabras.

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Imagen de El Jinete Imaginario (@eljineteimaginario)

lunes, 10 de julio de 2023

DELETREO

 
Leyéndote...
como casi todos los días a esta hora.
...
Husmeando en las letras,
en los huecos de las vocales
y saltando entre las consonantes de unas historias
que no sé si son mías.
Más preciso sería decir, quizá sean tuyas.
...
Siempre que me entrevero con las palabras,
sigilosamente apareces en mi costado
para que no me duerma, no me distraiga, no me pierda.
Respiras a mi lado con tanta ternura solidaria
que tras el asombro, me contagia tu cadencia amorosa.
Entonces te escribo.
...
Eres inquieta, curiosa, perspicaz e insistente.
De tanto en tanto, haces algo para espiar.
Reclamas atención. Te subes a las palabras y juegas
Solo para que te pueda ver. Me agitas. Me tomas de la mano.
Y volvemos juntos otra vez.
Leernos, mirarnos y escribirnos
es lo que hacemos
todo el tiempo
...
Encuentros precisos que nos dejan con hambre.
Momentos que nunca concluyen. Almas en vilo.
Historias que se precipitan y vuelven a empezar.
Un amor que respira con tu corazón.
Alma pampa, viento y silencio.
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Imagen de Emmanuel Enyinwa (@emmanuel_enyinwa). Modelo: Andy Thompson 

jueves, 6 de julio de 2023

DESCANSO EN TI

Al  final del día, siempre descanso en ti. Aunque no estés y solo pueda verte en el agua que corre por mis manos, mientras dejo atrás las banalidades de un día normal. Es así como me reencuentro. Y me dejo llevar por la idea simple y necesaria de contarme lo mucho que te amo, mientras el agua corre entre los dedos y pienso que estás ahí.

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Imagen de autor desconocido, tomada de la Red.

lunes, 3 de julio de 2023

LAS COSAS SIMPLES

Mi único secreto es que la decisión de escribir se debe a un convencimiento que me prestaron.
Ella no me convenció de que era buen escritor.
Ni siquiera me dijo que era un escritor.
Solo me dijo que le gustaba cómo escribía. Y tal vez podía hacerlo mejor.
 
Ella sabía que era escritor y también sabía que yo no lo sabía.
Hizo todo lo posible para que lo descubriera y pensara que era un  hallazgo propio.
 
Ahora
Escribo sobre mí porque es lo que tengo más cerca
Escribo sobre ella porque es lo que tengo más lejos,
Escribo sobre mí para aprender a pensarme
Escribo sobre ella para aprender a vivir.
 
Con ella descubrí cosas simples de la vida.
Dejé arrumbadas las sentencias absolutas. La dicotomía.
Me hice observador y coleccionista de asuntos humanos. 
 
Ella me convirtió en un agitador.
Proclamo y promuevo rebeliones propias y ajenas,
Ella me llenó de poesía. Porque es la poesía misma hecha mujer.
Ahora soy solo un agitador que escribe.
Y solo en ocasiones hago un buen poema. 
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Imagen de Alfred Eisenstaedt.