viernes, 29 de diciembre de 2017

TURBULENCIAS



Lo más frenético del amor
Es que vives la alegría de lo absurdo
Te diviertes hasta el ridículo
Bastan solo unas miradas
Para quedar temblando
Y una sonrisa
Para anclar en turbulencias
Para incendiar la marcha
Para encender….
¿Encender qué?
Todo el ritmo de una vida
Comprimida
Todo el ritmo de una vida
Que se suelta, se expresa, se manifiesta
En un baile que no tiene compases
Que solo se sostiene en un desquicio de armonías.
Rupturas, manchas y tonalidades.
Todo eso, mezclado dentro de un huracán.




© César Manuel Sarmiento
--------------------------------------------------
San Telmo, 5 de octubre de 2017. 













jueves, 28 de diciembre de 2017

UN TIEMPO DE VIDA





En la soledad del otro se reconoció la propia. Se cruzaron en un momento extremo. No sabían que estaban tan solos ni que la soledad del otro era el reflejo de la propia. En esa ignorancia se  conocieron. Fabricaron una relación desmesurada, de intercambios profundos, de solidaridades compartidas…
Cada uno reconoció y compartió la  soledad en el otro, al mismo tiempo que no podía pensar ni imaginar su propia soledad.
Sus vidas tuvieron un derrotero sinuoso, con curvas graves, abismales, y rectas agudas que parecían dirigirse al infinito, hasta que algo quebraba esa dirección, esa carrera, esa velocidad, para volver otra vez a los meandros. Cada uno de ellos fue un pequeño espacio de calor inmenso, como una cueva, como un recodo para recogerse, encontrarse, mirarse frente a frente, de orilla a orilla, y lanzarse al centro de  ese río caudaloso, que va formando el deseo por no estar solo, por encontrar al otro, por reencontrarse consigo mismo.
En cada recodo hubo un nacimiento. Y a cada nacimiento le siguió una partida. Otra vez la recta infinita, veloz. La audacia esperanzadora hacia adelante, a veces. El silencio desdichado como letanía, otras.  Cada uno de estos pasos, ejecutados en períodos variables, fue moldeando el alma de cada uno… Hasta convertirlas en diferentes. Ahora con densidad extrema y solidez en el camino, Lo cierto es que se convirtieron en diferentes por distantes, en diferentes por ausencias, en diferentes por diferentes, sin saber por qué se volvieron distantes.
Lo cierto es que cada uno reconoció y recorrió la soledad del otro. La abrazó, la amasó, la acarició, la acunó y la hizo cantar hasta que dejara de ser soledad. Cada uno llenó su vida y la del otro de un amor profundo, intenso, extenso, inconmensurable, para recorrer un tiempo de vida que nunca imagino.
Fueron capaces de crear ese amor. Mucho más y tal vez más.



© César Manuel Sarmiento
--------------------------------------------------
San Telmo, 29 de noviembre de 2017.




Imagen: obra de autor desconocido. Se agradece información.




miércoles, 27 de diciembre de 2017

DESAFÍO

Quiero que sepas. También crezco con tus prohibiciones, con esos límites que tan aficionada eres a colocar. Cada vez que me sentencias con una de ellas, mientras te alejas y luego desapareces, entonces creo ver el gesto que llevas. En el momento posterior de  la condena, seguro que te reconoces en actitud desafiante: “¿Y ahora…?”.
Todas esas veces, mi reacción, mi respuesta  es invariable. Pongo en funcionamiento todo lo que tengo disponible y que sea posible usar en algún experimento creativo. Aprendí hace tiempo  que te gustan esos desafíos afectivos. Te gustan tanto como ese ejercicio de fugacidades y sugerencias que tan bien manejas. Oscilas entre el sexo y el verbo, entre el cuerpo y la palabra. Nunca sabes en que parte has dejado olvidado el amor.  Aprendí  que no me condenas. Solo me desafías. Aun sabiendo que puedes perder en ese juego. Pero eres aficionada a los peligros. Sobre todo a los que producen tus fantasías, tan próximas al erotismo y a las profundidades del alma. Y en ese riesgo consumas tu placer, al tiempo que esperas descubrir en qué lugar te está esperando el amor. ¿En el sexo…? ¿En el verbo…? ¿En el cuerpo o en la palabra?  O tal vez en todos ellos a la vez.

 


© César Manuel Sarmiento
--------------------------------------------------
San Telmo, 5 de octubre de 2017


Imagen: obra de Max Gasparini












martes, 26 de diciembre de 2017

TANTAS VECES. TANTO TIEMPO.



Tantas veces vivimos lo vivido. Tantas veces nos amamos. Tantas veces amamos como amarnos. Tantas veces nos leímos, nos escribimos, nos corregimos,  retocamos, tocamos, manoseamos y  nos delineamos para estar y volver a ser. Para vivir lo que nos llevó a amarnos y nos mantiene enamorados. Tantas veces me convocaste a la poesía. Tantas veces te vestiste de poesía solo para iluminarme, sorprenderme, asombrarme y abrazarnos. Hasta quedar abrasados. Tantas veces me llenaste de poesía, que llegué a imaginar que vivías en el ella y yo dentro de Ella… Transfigurada Ella como hembra, como mujer y poesía. Tantas veces me provocaste… ¡Tantas!
Creo  haber aprendido.  Creo haberte comprendido.
La poesía exige cierto grado de desnudez. No se trata de quitarse las ropas, que también podría ser. Se trata de otra desnudez. Se trata de una acción similar a despojarse de todo, con la idea de abandonar los vestigios de  los caminos pasados, de todo lo caminado. Solo quedarse en lo profundo que dejaron los caminos, en la intimidad de lo caminado. La poesía se trata de un viaje de sinceridad hasta el interior profundo de uno mismo, en su condición humana.  La poesía es estar despierto a los ruidos, silencios o sonidos armoniosos del alma. Al final comprendí que la poesía es igual que estar a tu lado. Y estar a tu lado, siempre te lleva a la poesía. Porque la poesía y amarte, finalmente, han terminado siendo lo mismo.
No me lo has dicho. Solo para dejarme inquieto. Solo para darme el placer de descubrirlo.  



© César Manuel Sarmiento
--------------------------------------------------
San Telmo, 5 de octubre de 2017



Imagen: Richard Avedon