domingo, 29 de octubre de 2017

VIAJO POR TUS CARTAS



Hoy he vuelto a leer tus cartas. Las que tengo, guardo y acumulo como los capítulos de una novela que se sigue escribiendo.
Por ellas viajo en el tiempo. Me encuentro, te cruzo, te descubro, te imagino. Siguiendo la letra, las frases, las promesas, los debates, los halagos, las peleas, veo los caminos que siguieron nuestras vidas.
Por momentos  estoy en una de esos caminos. Por momentos vuelvo a mi día. Cuando el tiempo cotidiano me absorbe, deseo volver a esos lugares… A ese momento… A esa secuencia que muestra la carta, a un pedazo de esas narraciones. A veces me esfuerzo y lo consigo. Otras no.
Esas cartas no son solo cartas. Son crónicas, relatos, poemas breves de unos días vividos a profunda velocidad. Historias registradas con intensidad, donde todo se mezcla. Lo viejo y lo nuevo, lo imaginario y lo real, lo que se tiene y lo que se desea. Todo a un mismo tiempo. Como una sinfonía de letras, pensamientos, deseos, intenciones, armónicamente desorganizados.
Volver a las cartas es volver a ese mundo que quisimos tanto y añoramos más. Volver a las cartas es sentarnos otra vez, frente a frente, abrazarnos y llenarnos de ese amor intenso que todavía conservamos. Volver a las cartas es volver a la ternura de la memoria. 
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© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 10 de agosto de 2017



Imagen: “The writer’s cat” by Willy Ronis. 1954.

LA LIBERTAD NOS LLAMA



No huyamos. No tenemos que huir.
No tenemos de qué huir. No tenemos por qué huir.
No tenemos nada de qué huir.
Rebelarse no es condición necesaria para huir.
Llevar al “Sentido Común” hasta el ojo crítico del pensamiento, no es delito.
Seccionar los códigos que nos están matando, no es delito.
Advertir  a los que vienen. Levantar a los que fueron.
Denunciar a los cómplices de la monotonía, no es delito.
A los autores de la oscuridad
A los dignatarios de la represión
A los inventores de la censura y la disección
A los ideólogos de la desaparición
Denunciarlos no es delito… 
¡Tú sabes que no es delito!
Rebelarse no te impone la huida. Es al revés. Justo al revés. 
Busquemos la libertad.
¡Corramos… Corramos!
En esa dirección. Hacia ella.
La vida no espera,
La libertad nos llama.
¡Corre conmigo… Corre!
La libertad nos reclama.
Sabe que estoy contigo.
Sabe que estamos juntos.
Sabe que me acompañas.

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© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 16 de septiembre de 2017


Foto de Robert Doisneau. “Camuflaje” – Liberación de París. Agosto de 1944.



AMOR INTENSO

El amor intenso siempre da miedo. Nos desafía en todo momento. Nunca sabemos si podremos responder, corresponder, si tendremos suficientes certezas o si tendremos aliento en todos los desafíos. El amor intenso nos arroja en todas las direcciones. Y nos devuelve vestidos de equilibristas. El amor intenso nos desubica. Nos deja levitando en nuestro propio sueño. Nos coloca en un vuelo que solo la imaginación conduce. Nos deja expuesta la vida en su grandeza. Desnudos. Hambrientos en el abrazo. Sedientos en el beso. El amor intenso es ese lugar que no reconocemos, que no tiene entradas ni saludas. Solo miradas que se interrogan para vernos en el ardor, en la espera y en la desesperación por encontrar las palabras que contengan todas las respuestas. Que nos digan… ¡Urgente! Si estamos en el dintel hacia un nuevo cielo o en el umbral de un camino que se ensancha con nuestros pasos. El amor intenso nos coloca en ese lugar que no conocemos. En ese lugar que nunca sabremos a dónde nos lleva ni si tiene final.
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© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 18 de octubre 2015


Imagen:  Fragment Figurative Sculptures by Unmask Group (Liu Zhan, Kuang Jun y Tan Tianwei)

sábado, 28 de octubre de 2017

EL INFINITO Y EL HORIZONTE



En mi imaginación, tú  eres  TODO.
En mi realidad… ¡ERES  EL  INFINITO!
En los días… Eres el horizonte
Donde se quiebran las tormentas.
En las noches eres el paraíso, el infierno, el abismo y la tierra.
Todo el tiempo.
Eres la rebelión y el miedo, el desafío y la aventura.
Eres el horizonte donde se yergue el relámpago,
Donde se descompone la luz. Se origina la luz.
Eres más que un horizonte.
Eres la vida donde crece la vida.
Pienso. Siento. Tiemblo.
Mientras te miro extendida sobre la cama,
Con tu pecho erguido, desplegado en contraluz
Con las sombras enredadas entre tus piernas
Y sonriente como un faro,
Pienso en los días y las horas. En el instante.
De este amor intenso, eterno, vivido, crepitado.
Que se va disolviendo como el humo
Provocado por un fuego. El fuego
Que solo tú y yo podemos encender…
Apagar… Encender… Y volver a vivir
Cada vez que nos cruzamos. 
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© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 20 de septiembre de 2017




Imagen de autor desconocido. Se agradece información para consignarla