miércoles, 26 de julio de 2017

TRANSFIGURACIONES

Como me gustaría que mi país tuviera tu figura, mi territorio fuera tu cuerpo y tener tu cara tan intensamente cerca que pudiera entenderme con ella en una simbiosis permanente.
Como me gustaría estar en ese lugar que ocupa tu belleza, que me parece tan próxima, aunque siempre a salvo de mis claudicaciones.
Como quiero pertenecer a ese mundo que tú representas, que agita mi pensamiento, altera mis sentimientos y eriza mis sensibilidades.
Quiero estar en esa exaltación a la vida que se produce cada vez que apareces.
Quiero quedarme para siempre en ese espacio de cierta ternura, constantes desafíos, disputas agudas y a veces violentos entusiasmos.
Quiero estar en tu belleza para vivirla y estar vivo.
No quiero someterla, sojuzgarla, apretarla, doblegarla, injuriarla, desmembrarla. La quiero toda entera a ella y a ti que la representas y la tienes guardada dentro del alma.



© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 29 de diciembre de 2016



Imagen de autora o autor desconocido, tomada de es.pinterest.com, guardada por Mina Jafari. Se agradece cualquier información para incluirla.

REVOLUCIONES PARTICULARES

Hay revoluciones que no hacen ruido. Son imperceptibles en las calles, las esquinas y entre la gente. No se enteran, pasan entre medio sin sentirlas, ausentes de toda historia, de toda revolución.
Hay revoluciones silenciosas. Solo estallan hacia adentro. Y solo unos pocos perciben los estruendos. Incluso muchos menos, tal vez dos, son los arrasados en las convulsiones. Pero esas revoluciones, pueden cambiar la vida de las personas para siempre. Llevarlas por caminos sin retorno, agujereados en sensibilidades, desechos de cansancio por entusiasmo, extasiados en la mirada, agotados en sus cuerpos, pero con la imaginación intacta, pletórica en otros desafíos.
Esas revoluciones que parecen clandestinas, nunca son anónimas. Solo son particulares. Tienen los nuevos nombres fraguados en el cuerpo a cuerpo de amores genuinos. Esas revoluciones no se notan en las ciudades, no tienen horas ni lugares. Solo tienen perfume. Y en ocasiones, se las distingue por la respiración exultante de los revolucionarios y esa expresión extraña, indefinible, tal vez absurda, tal vez fugaz, pero que la gente corriente llama felicidad.


© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 19 de junio de 2017

Foto de Jenna Kim. Sin título.



lunes, 24 de julio de 2017

MANOJO DE PALABRAS. PEDACITOS DE POEMAS.

Hoy te vi.
Caminando entre las nubes.
Dicen que acababas de bajar de unas escaleras
que conducen al sol.  Luego, ya no te vi.

Más tarde,
apareciste entre esas mismas nubes.
Ya era el atardecer.
Estabas con ese color típico de otoño cuando baja el sol.
Poco a poco fuiste alejándote,
entre las mismas nubes donde te vi la primera vez.
Hasta perderte en esa bruma color nácar, levemente acerada.

Me contaron
que hace unos días te vieron
en esa esquina donde nos cruzamos varias veces.
Ibas entusiasmada en dirección a ese camino
que los vecinos aseguran que conducen al alba.

Creo haberte reconocido
en la penúltima ventanilla de un autobús
que iba en dirección contraria a la mía.
Fue en esa semana
en la que estuvimos a punto de encontrarnos.
Para despedirnos.

A veces sueño que te he visto.
Y a veces no sueño, simplemente te veo.

Siempre…
Me dejas ese aliento que los dioses entregaban a sus fieles.

Siempre…
Depositas burbujas de plata líquida en mis pupilas.

Siempre…
Despliegas una tenue niebla con gotas de jugo de retama

Siempre…
Te escapas en el contraluz que provocan los soles que tú manejas.

Hoy, te he vuelto a ver.
Cuando caminabas entre las nubes.

He querido seguirte.
Para alcanzar tu magia,
Solo he logrado entreverarme en tus hechizos.

Esos hechizos que solo me dejan
un manojo de palabras… y pedacitos de poemas.

.
.
.
©César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 26 de junio de 2017




Imagen de autor o autora desconocido. 










































ESTA MAÑANA

Me habitó toda la noche.
Y al amanecer, la tengo frente a mí.
Hermosa, bella como nunca.

Me ha dejado
en estado de conmoción,
expandido por dentro,
ensimismado por fuera.

Me ha incitado a rebelarme...
Y me rebelé.
Me desafió…
Y la desafié.
Me abrazó, me envolvió,
me revolcó cuanto pudo y más.
Me llevó dando tumbos,
el resto de las horas, el resto del día.

Me sentó a su lado
Me beso y me dijo:
“Sé libre, ya he sacudido tus raíces.
Estaré a tu lado si eres capaz,
de arrancarle al horizonte
los frutos del amor
que no has sabido encontrar”.

La tomé de la mano decidido a caminar,
erguido, desafiante,
hacia la noche,
lleno de imaginación.

Ella es así, puro combustible.
Causa de revoluciones invisibles,
que me desafían todo el tiempo
y me impulsan cada día.

Así, en medio de sus explosiones,
camino altivo, expectante.
Al ritmo del combate
que ella quiera
proponer
cada mañana
como esta mañana. 



©César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 19 de julio de 2017




Imagen de autora o autor desconocido. Se agradece comunicar cualquier información.  

SILENCIOS HABITADOS

He tenido una tristeza...
Tengo una tristeza,
que la he transformado
en melancolía.

Este amor
no se merece que lo maldiga
que lo increpe
que lo deteste
lo estruje, lo retuerza,
ahogue entre mis manos.
Este amor
no se merece que lo ensucie

Este amor
merece que lo extienda
sobre la cama,
lo despliegue por la habitación,
lo exponga un momento en la ventana,
lo siente junto a mí
y lo abrace tiernamente.

Tengo la tristeza
que deja la distancia,
el tiempo quebrado,
la palabra ausente,
el silencio de unas manos
que se agitan

Tengo una tristeza
que quiero transformar
en melancolía

Para amar
como una letanía,
con repiques y redobles de silencio.

Para recostarme
en la curva del ciruelo.
Mirar a la distancia con asombro
y pensar en ella…
Solo en ella…
Solo en ella...


©César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 2 de julio 2017
 



Imagen  ©césar.manuel.sarmiento           

lunes, 3 de julio de 2017

SER PADRE

A propósito de las celebraciones.

Los padres nunca pueden definirse a sí mismo por más que lo intenten. Porque definirse no es enumerar una sucesión de aciertos y equivocaciones. Eso es otra cosa. Ser Madre es distinto porque el nexo biológico simplifica muchas cosas, aunque a veces no sea suficiente y, en ocasiones, esconda muchos interrogantes. La condición de Padre es otra cosa. El hecho biológico se da por sentado, como una verdad revelada que no se discute, aunque se pueda dudar. Los hijos no tienen más remedio que admitir lo que la familia y los documentos de la burocracia del Estado dicen. Solo en la edad adulta, esos hijos tienen la posibilidad de interpelarse. Mientras tanto, eso de “Ser Padre” se define por el vínculo afectivo cotidiano, por la relación con la madre, por el ejercicio de autoridad, por las características de la protección que cada niña o niño perciben.

Hay muchas formas de “Ser Padre”. Tantas como hijos haya. “Ser Padre” es más una cuestión cultural que biológica. Al fin y al cabo, los hijos no estuvieron en el momento en que el Padre hacía su aporte biológico. Por lo tanto, no están en condiciones de afirmarlo. Pueden creerlo, pero no pueden afirmarlo. A partir de aquí, la relación entre el Padre y el Hijo o Hija ya no es cuestión de un mandato de la especie, sino una construcción en la que ambos son arquitectos. Y es solo entre ellos que se da la simbiosis que determinará la relación y definirá el concepto. Por eso, dentro de una misma familia, hay tantos padres como hijos tenga el grupo. La relación es personal con cada uno de ellos.

Cuando se es Padre, el día que empiezas a “Ser Padre”, nadie te entrega un tutorial con las indicaciones generales. Ni siquiera tienes a mano algún documento del tipo “Preguntas frecuentes”. 

El día que empiezas a “Ser Padre” tienes dos caminos. Uno es el de colocarte el traje de responsabilidad, que también trae los galones de autoridad y está decorado con los atributos de “guardián de la moral”. Desde los tiempos de la Biblia hasta hoy, a los padres debutantes se les dirá que los tiempos lisonjeros se acabaron para siempre, que el futuro es de sacrificio, y que su función principal y cuasi excluyente es la de ser “proveedor del pan y del fuego”. Pero al poco tiempo de ejercer el nuevo cargo, también aparecerá el otro camino. Es posible que tenga un cartel al comienzo que diga: “A partir de aquí, el futuro será lo que sepas construir. Tanto para ti como para tu hijo. Tienes toda la libertad para elegir el destino que quieras. No importan tanto los resultados, solo se tendrá en cuenta la decisión, el tesón y la fortaleza para andar por este camino”. Seguramente el cartel pude producir miedo, temor y hasta espanto. Pero eso siempre sucede ante la opción de libertad. Para este camino no es necesario ningún traje o uniforme. El ropaje y su contenido, solo depende de lo que un Padre pueda construir a partir de su imaginación y creatividad.

Estas disyuntivas se repiten con cada hijo o hija nueva. Aunque se piense que la experiencia expía las dudas, esto no es cierto. Porque cada vez que se vuelve a “Ser Padre”, el hombre se plantea las mismas preguntas. Y sus respuestas ya tienen el bagaje de su propia experiencia, debe considerar sus equivocaciones, debe someterse a su propio examen material, moral y afectivo. Cada hijo es diferente, porque con cada uno las preguntas son distintas y las respuestas son de una complejidad diversa, no exenta de soliloquios interminables.

Cada Hijo o Hija es un desafío nuevo. Ese desafío perfilará los bordes de ese Padre y su contenido. Ese Padre será distinto al otro, aunque la biología indique que esos hijos, genéticamente, vienen de la misma Madre. Para cada Hijo o Hija hay un Padre y para cada Padre hay una descendencia distinta aunque parecida o emparentada. Por eso, no es sencillo – tal vez imposible – definir qué es “Ser Padre. No existe una fórmula. No existirá. Y hasta el fin de los días, “Ser Padre” será un ejercicio de imaginación y creatividad que se debe ejecutar todos los días.

Quienes quieran “Ser Padres” están conminados al desafío. En caso contrario, pueden tomar por el atajo de la autoridad, someterse a la condición de proveedores del “pan y el fuego”. Esta es una ventaja que exime de debates, desafíos, interrogantes y aventuras emocionales y materiales. Se parece a simple vista con la idea precisa de “Ser Padre”. Pero no tiene nada que ver con “Ser Padre”.

Piensa, imagina, construye. A partir del instinto, fabrica con lo mejor de tu alma, tu formación y tus valores todo lo que desearías para vos y tus hijos. Mientras este ejercicio se ejecute diariamente, entonces es posible aproximarse a una definición de “Ser Padre”.

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Imagen: escultura en bronce de George Lundeen. 

domingo, 2 de julio de 2017

SOLO UN DÍA LUNES SE TE PUEDEN OCURRIR ESTAS COSAS

Una mañana te levantas y descubres que la sociedad que te propuso Rousseau y  el pensamiento crítico de Montagne, es casi imposible que llegues a verlo generalizado en la sociedad que vives. Solo en pequeñas dosis puedes probar algo de ese mundo, en alguna acción comunitaria aislada.

Una mañana te levantas y comprendes que la “Revolución” no ocurrirá en las próximas horas ni en los próximos días ni… en años. Pero lo que es peor, es que sientes que ya no puedes ni siquiera imaginar esa posibilidad. No tienes el impulso de la utopía. Porque si vives en un país como Argentina, entonces ya sabes que la sociedad que lo compone nunca hizo una revolución ni está dispuesta a hacerla. Pero en otros lugares también puede suceder lo mismo. España misma, estuvo muy cerca de lograrlo pero el impulso y la idea fueron asesinadas por un mismo golpe. En Argentina, esa utopía costó la vida de toda una generación y dejó marcada a la anterior y a la posterior. Todo ello por obra y gracia del poder y la destacable colaboración de gran parte de esa misma sociedad a la que perteneces.

Una mañana te levantas y reconoces que todo ha cambiado en estos años, que tienes más derechos que antes y que cuando no los tienes, entonces aparecen otros iguales que vos para decirte que es perentorio salir a reconquistarlos. Sabes que el poder represivo del Estado, de los que manda y siempre mandaron, está intacto, listo para intervenir, perfeccionado en sus métodos. Pero también sabes que mucho camino se ha andado y que ese poder ahora tiene unos límites que antes no tenían. Entonces recapacitas y reconoces que la “Revolución” no ha llegado ni llegará, pero exclamas: ¡Cuánto se avanzó! Al mismo tiempo tomas en consideración que cada tanto vuelves a retroceder junto al resto de la sociedad.

Una mañana te levantas y te das cuenta que estás siempre como el primer día. A veces porque te han quitado lo conseguido y otras porque quieres seguir avanzando más allá de lo conseguido. Entonces empiezas a pensar que la “Revolución” es eso que llevas dentro que te hace reactivo a los atropellos y al mismo tiempo no te deja descansar por la demanda de nuevos horizontes.

Una mañana te levantas y te dices: “La revolución será social y cultural o no será nada”. Y te lo remarcas porque, a cierta edad, ya has aprendido que la política no es una moral, a veces no tiene moral y a veces la tiene pero no se la puede o quiere  ejercer. La política es poder y el poder no siempre reconoce a la moral. También has aprendido que la moral no es causa ni instrumento suficiente para el crecimiento humano. La moral en ocasiones es una arena movediza que sucumbe ante los hábitos y costumbres. Además induce al interrogatorio inadecuado. Ninguna sociedad humana se construye y crece bajo el mandato del “deber ser”. Antes, si es que hay algo que preguntar, debería ser: “qué queremos ser”. Y en ese “queremos” está remarcada la idea de que se integren todos.

Una mañana te levantas y resuelves que no es necesario que te agites por la inminencia del cambio. Es imposible que llegue con la urgencia que lo necesitas, piensas o imaginas, y lo único que consigas es desilusión, resignación y desazón.

Así vistas las cosas, esa mañana que te levantas con espíritu reflexivo, que se te ocurre revisar las batallas de antaño y las por venir, que se te ocurre pensar en todas las “Revoluciones” que has participado y que no han triunfado, que te desafías por una nueva utopía, aunque estés advertido de las quimeras, esa mañana – entonces – es que has provocado una pequeña “Revolución” contigo mismo.

Y ya estás listo para las próximas batallas.