lunes, 3 de julio de 2017

SER PADRE

A propósito de las celebraciones.

Los padres nunca pueden definirse a sí mismo por más que lo intenten. Porque definirse no es enumerar una sucesión de aciertos y equivocaciones. Eso es otra cosa. Ser Madre es distinto porque el nexo biológico simplifica muchas cosas, aunque a veces no sea suficiente y, en ocasiones, esconda muchos interrogantes. La condición de Padre es otra cosa. El hecho biológico se da por sentado, como una verdad revelada que no se discute, aunque se pueda dudar. Los hijos no tienen más remedio que admitir lo que la familia y los documentos de la burocracia del Estado dicen. Solo en la edad adulta, esos hijos tienen la posibilidad de interpelarse. Mientras tanto, eso de “Ser Padre” se define por el vínculo afectivo cotidiano, por la relación con la madre, por el ejercicio de autoridad, por las características de la protección que cada niña o niño perciben.

Hay muchas formas de “Ser Padre”. Tantas como hijos haya. “Ser Padre” es más una cuestión cultural que biológica. Al fin y al cabo, los hijos no estuvieron en el momento en que el Padre hacía su aporte biológico. Por lo tanto, no están en condiciones de afirmarlo. Pueden creerlo, pero no pueden afirmarlo. A partir de aquí, la relación entre el Padre y el Hijo o Hija ya no es cuestión de un mandato de la especie, sino una construcción en la que ambos son arquitectos. Y es solo entre ellos que se da la simbiosis que determinará la relación y definirá el concepto. Por eso, dentro de una misma familia, hay tantos padres como hijos tenga el grupo. La relación es personal con cada uno de ellos.

Cuando se es Padre, el día que empiezas a “Ser Padre”, nadie te entrega un tutorial con las indicaciones generales. Ni siquiera tienes a mano algún documento del tipo “Preguntas frecuentes”. 

El día que empiezas a “Ser Padre” tienes dos caminos. Uno es el de colocarte el traje de responsabilidad, que también trae los galones de autoridad y está decorado con los atributos de “guardián de la moral”. Desde los tiempos de la Biblia hasta hoy, a los padres debutantes se les dirá que los tiempos lisonjeros se acabaron para siempre, que el futuro es de sacrificio, y que su función principal y cuasi excluyente es la de ser “proveedor del pan y del fuego”. Pero al poco tiempo de ejercer el nuevo cargo, también aparecerá el otro camino. Es posible que tenga un cartel al comienzo que diga: “A partir de aquí, el futuro será lo que sepas construir. Tanto para ti como para tu hijo. Tienes toda la libertad para elegir el destino que quieras. No importan tanto los resultados, solo se tendrá en cuenta la decisión, el tesón y la fortaleza para andar por este camino”. Seguramente el cartel pude producir miedo, temor y hasta espanto. Pero eso siempre sucede ante la opción de libertad. Para este camino no es necesario ningún traje o uniforme. El ropaje y su contenido, solo depende de lo que un Padre pueda construir a partir de su imaginación y creatividad.

Estas disyuntivas se repiten con cada hijo o hija nueva. Aunque se piense que la experiencia expía las dudas, esto no es cierto. Porque cada vez que se vuelve a “Ser Padre”, el hombre se plantea las mismas preguntas. Y sus respuestas ya tienen el bagaje de su propia experiencia, debe considerar sus equivocaciones, debe someterse a su propio examen material, moral y afectivo. Cada hijo es diferente, porque con cada uno las preguntas son distintas y las respuestas son de una complejidad diversa, no exenta de soliloquios interminables.

Cada Hijo o Hija es un desafío nuevo. Ese desafío perfilará los bordes de ese Padre y su contenido. Ese Padre será distinto al otro, aunque la biología indique que esos hijos, genéticamente, vienen de la misma Madre. Para cada Hijo o Hija hay un Padre y para cada Padre hay una descendencia distinta aunque parecida o emparentada. Por eso, no es sencillo – tal vez imposible – definir qué es “Ser Padre. No existe una fórmula. No existirá. Y hasta el fin de los días, “Ser Padre” será un ejercicio de imaginación y creatividad que se debe ejecutar todos los días.

Quienes quieran “Ser Padres” están conminados al desafío. En caso contrario, pueden tomar por el atajo de la autoridad, someterse a la condición de proveedores del “pan y el fuego”. Esta es una ventaja que exime de debates, desafíos, interrogantes y aventuras emocionales y materiales. Se parece a simple vista con la idea precisa de “Ser Padre”. Pero no tiene nada que ver con “Ser Padre”.

Piensa, imagina, construye. A partir del instinto, fabrica con lo mejor de tu alma, tu formación y tus valores todo lo que desearías para vos y tus hijos. Mientras este ejercicio se ejecute diariamente, entonces es posible aproximarse a una definición de “Ser Padre”.

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Imagen: escultura en bronce de George Lundeen. 

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