Hay palabras que no se ven, son solo música, no son más que música.
Sólo significan cuando se las escucha.
Tienen más valor para quien las escucha que para quien las dice,
que valen más en su destino que en su origen.
Un "te quiero"
es una grafía de ocho compases para quién lo escucha y apenas dos palabras sin
mucho vuelo, para quien las pronuncia.
Pronunciar, tener la intención de decir, no es igual a la voluntad
de escuchar, al deseo de oír, a la decisión de recibir. A veces recibir es más
generoso que entregar. Recibir, cuando se recibe sin condición, con la única
exigencia que impone la imaginación y expectativa, es una idea tan amplia y
valerosa que no se puede comparar con el reducido límite de la entrega
específica. A veces, recibir es un acto heroico.
Decir "te quiero"
puede ser banal o emotivo o sentido o desesperado. Pero tiene, tendrá, un
significado en la música que provoca en el destino del que escucha.
Cuando digo "te
quiero", sólo tiene valor en el gesto de tu mirada, la expresión de
tus ojos, el semblante de tu cara y de cómo avance o se recoja tu cuerpo.
En esa danza gestual y rítmica, expresiva y transparente, profunda
e íntima, mucho más que breve, fugaz, casi imperceptible, que solo se da en el
momento mismo en que esas palabras se convierten en música, que apenas suenan
una vez, pero hacía adentro, hacia donde la palabra no se ve, donde se
convierten en una sucesión de sonidos, que solo el alma puede oír, es ahí donde
está el auténtico sentido de esas palabras, que pudieron significar nada pero
tienen la soberbia de serlo todo.
Hay poesías que no se hacen con palabras. Hay poesías que son solo
sonidos. Sonidos que sólo son música en el interior de quien escucha, quiere
escuchar, está decidido a escuchar y no hay sordera que se lo impida
Hay poesías sin palabras. Ahí estás tú como reflejo. Porque eres
la poesía sin palabras. Pero no hay poesía sin música. Y también estás tú como
reflejo. Porque solo hay poesía cuando suena la música que tienes dentro cuando
te digo "te quiero".
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Imagen tomada de la Red de autor desconocido
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