El pájaro ha llegado
a la ventana para decirme que volverás en primavera. Pero no lo sé. Tal vez sea en el otoño. Tu amor es ocre y amarillo. Es un sol centelleante,
haciendo sombras en la comisura de tu boca cuando ríes. Por eso creo que
volverás en el otoño.
El pájaro es
generoso con nosotros. Conmigo mucho más. Sabe que la espera es un día blanco,
surcado de tenues líneas grises que voy marcando con la mirada. Por eso intenta
consolarme. Por eso dice que volverás esta primavera.
Pero será en el
otoño. Cuando el rojo calor de tus virtudes se apoderen y disuelvan mis propuestas, para llegar hasta mí como el
agua tibia de un río sensitivo. Será naranja entonces el encuentro. Será sereno
como el amanecer de un otoño. Será cálido como los mediodías de otoño. Será
fresco y abrazador como el atardecer de otoño. Tendrá la brisa de tu aliento y
el sabor de un durazno, recién abierto,
igual que tu sonrisa.
El pájaro para
entonces ya habrá volado en dirección a otra primavera. Pero nos habrá dejado
un nido, un mensaje, algunas instrucciones, un cuento para el encuentro y una
historia inacabada que podremos completar. Una historia de otoño. Será. Mezcla
de ocres, naranjas, amarillos y soles como girasol. Será. Solo será una
historia. Para vivir… Vivir.
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© César Manuel
Sarmiento
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San Telmo, 20 de octubre de 2017.
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Imagen de Dominic Liam