El amor es el único hecho violento con final feliz.
Es la única cacería en la que la víctima desea ser atrapada
por el cazador.
Es la única vez en la que el cazador elige morir junto a la
víctima.
Al mismo tiempo, en el mismo impulso, con la misma respiración.
Y en la
misma desesperación.
Es la única vez en
la que morir es vivir, en la que morir no es morir
Es el hecho violento fundacional.
Es la única violencia
que no reconocemos como violencia.
Es la única vez que
la tensión es interacción.
Y la acción se
disuelve, se derrama y fluye plenamente.
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© César Manuel Sarmiento
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 15 de agosto
de 2014
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