NO HAY NADA MEJOR QUE SALIR UNA DE ESAS
NOCHES de apenas niebla, de casi
llovizna, de casi frío y humedad. Porque si no hay humedad (y mucha) entonces
no sería Buenos Aires, no habría adoquines lustrosos y brillantes ante el menor
reflejo. En noches así, sobre todo a
mediados de semana, no hay nada mejor que salir a campear la serenidad
de la noche, casi vacía, de apenas gente. Salir a caminar por este Buenos Aires
de calle apenas solitarias, casi con alguien que no va contigo y que solo se
cruza, que no te registra ni se da cuenta que lo has visto. Salir a caminar por
esas calles apenas iluminadas por el reflejo amarillento de faroles agónicos,
esos de hace tiempo, casi viejo, apenas de pie. Salir a caminar y escribir al
principio de memoria, luego con las manos, deteniéndose de a ratos para que la
grafía no se convierta en intraducible. Salir a caminar y escribir y mirar. Y
caminar y recordar. Y pensar y caminar. Ver y mirar. Volver a pensar. Volver a escribir. Y sentir la noche
que lleva su curso. Y dejarse llevar por ella.
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Imagen tomada de
Pinterest
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