martes, 14 de mayo de 2019

EL MENSAJE INTERIOR


Una cosa es una habitación con tres o cuatro cosas y otra cosa es una habitación decorada con cuatro o cinco cosas.
En una hay pensamiento en la otra hay abandono.
En una hay vida perspectiva y en la otra hay vida abandonada.
Lo que sentenciamos como pobre, puede que esté lleno de riqueza. En algún lugar de la austeridad, siempre hay alguna  clave que nos da una pista para ver más allá de lo que se presenta de golpe ante nosotros.
Cada cosa y el lugar que ocupa es un mensaje, es una clave, es una propuesta de comunicación que se nos ofrece. Porque en esto de decir, contar, llamar hacia nosotros, advertir lo que se quiere, es una de las obsesiones naturales de los humanos. Y apelamos a todas las estrategias, aunque no sepamos bien por qué y cuándo lo hacemos. Pero lo hacemos. 
Los hechos no son fortuitos. Solo el pensamiento perezoso atribuye al azar la secuencia de las cosas. En una  pequeña o gran habitación  hay más discursos que  los que se pueden oír. Solo hay que ver, saber ver, estar dispuesto a ver. Pero por encima de todo, hay que estar dispuesto a comprender, hacer el esfuerzo de comprender, intentarlo de todas las formas. Y si no se comprende, entonces guardar la pregunta.
Porque en una habitación,  hay más leyenda, más vida pasada y más mensajes de futuro que todos los discursos y razonamientos que se puedan escuchar.
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La imagen es del artista polaco Jacek Yerka

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