Una cosa
es una habitación con tres o cuatro cosas y otra cosa es una habitación
decorada con cuatro o cinco cosas.
En una
hay pensamiento en la otra hay abandono.
En una
hay vida perspectiva y en la otra hay vida abandonada.
Lo que sentenciamos
como pobre, puede que esté lleno de riqueza. En algún lugar de la austeridad,
siempre hay alguna clave que nos da una
pista para ver más allá de lo que se presenta de golpe ante nosotros.
Cada cosa y el lugar
que ocupa es un mensaje, es una clave, es una propuesta de comunicación que se
nos ofrece. Porque en esto de decir, contar, llamar hacia nosotros, advertir lo
que se quiere, es una de las obsesiones naturales de los humanos. Y apelamos a todas las estrategias, aunque no sepamos bien por qué y cuándo lo hacemos. Pero lo hacemos.
Los hechos no son
fortuitos. Solo el pensamiento perezoso atribuye al azar la secuencia de las
cosas. En una pequeña o gran
habitación hay más discursos que los que se pueden oír. Solo hay que ver, saber
ver, estar dispuesto a ver. Pero por encima de todo, hay que estar dispuesto a
comprender, hacer el esfuerzo de comprender, intentarlo de todas las formas. Y
si no se comprende, entonces guardar la pregunta.
Porque en una
habitación, hay más leyenda, más vida
pasada y más mensajes de futuro que todos los discursos y razonamientos que se
puedan escuchar.
***
La imagen es del
artista polaco Jacek Yerka
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