lunes, 22 de octubre de 2018

PIENSO, CONOZCO, LUEGO RECONOZCO


Que el futuro me pille confesado
Reconocimiento 1
Tengo que agradecer a todos los chicos lindos, hombres fuertes, tipos con destrezas, señores con solvencia, individuos con influencias y demás hombres destacados por su belleza o patrimonio.
Gracias a todos ellos, me dediqué a escribir, perfeccionar mi estilo, ensayar otras formas de comunicarme y cultivar algo así como “el verbo florido”. Todas esas artes menores y canallas, me han salvado de los desiertos afectivos. Esas destrezas vilipendiadas en el universo del Sentido Común, soslayadas por los administradores del espíritu de los hombres, condenadas a viva voz en nombre del progreso material, me han dado de comer.
El sentido inverso del espejo resultó productivo. Aprendí todo lo que no quería ser. Crecí en cada condena. Me hice mejor persona en cada sentencia. Hasta que un día me proclamé orgullosamente desigual, al margen de la  norma. Y así voy por la vida, con mucho más futuro que todos aquellos que compraron futuro al peso, por encargo o bajo receta.
Reconocimiento 2
No pretendo grandes cosas del mundo social que me rodea. Tanto el real como el virtual, que últimamente tiene más gravitación que el primero. Solo quiero que me tengan en cuenta y hago esfuerzos para no pasar desapercibido. Esto lo logro en los sitios donde no me importa tanto y fracaso estrepitosamente – una y otra vez – donde sí me interesa. Tal vez  ahí radiquen mis pequeños éxitos. Logros que suceden a pesar mío. Hay gente a la que no le merezco ni un segundo de observación. Me gustaría que fuera diferente, pero tal vez sea su “inteligencia” la que me envía un mensaje subliminal: no pierdas el tiempo con nosotros. A veces pienso que quizá sea así, entonces me distraigo con otras cosas.
Todo eso ha sido una constante en mi vida. Ya lo he naturalizado. No me da sobresaltos.
En todo caso, creo necesario dejar claro que no pretendo ni pretendí ser lindo, guapo, seductor o personaje con atributos irresistibles. Debo reconocer que varias veces lo  intenté y volví a intentar. Pero ya no lo hago más. Porque si en todos estos años, no lo he conseguido, debe ser porque la tarea es imposible o no tengo talento para eso. De todos modos, reconozco el esfuerzo que hacen los amigos por ver atributos en mi persona y mi figura que no atino a descubrir. Cosas que ya no me detengo en analizar. Temo que la conclusión sea que mis amigos también tienen alguna alteración que no puedo descubrir.
En fin… generosidad de alguna gente, que es de agradecer. Y no es necesario preguntar por qué.    
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San Telmo, 29 de junio de 2017

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Imagen: Obra del pintor polaco Igor Morski.

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