Me gusta hablar
de la cultura en sentido antropológico. Pero detesto los debates en los medios
que tengan a la cultura como objeto. Me gustan las tertulias desinhibidas entre
amigos, donde la cultura pueda ser parte de la charla, pero detesto las
tertulias programadas que tengan a la cultura como punto excluyente.
No se habla de
cultura. Parece que se habla de cultura, cuando en realidad se habla de
estereotipos y clichés, que sirven como estacas para marcar los estamentos
sociales y sus comportamientos morales dentro de una sociedad. No se habla de
cultura. Se expone erudición y enciclopedismo. Ambas cosas permiten a los
participantes mantener breves combates dialécticos, que concluirán cuando una
de las partes reconozca que la otra sabe más. Es así como en determinados
círculos, surgen campeones de la tertulia cultural enciclopédica.
En demasiados
casos se utiliza a la obra de arte como cuña, para diferenciar los niveles
socioculturales de las personas. A mayor conocimiento, más alto es el lugar que
se ocupa. Pareciera que cierto tipo de reuniones culturales estuvieran
organizadas ex profeso. Porque no es la cultura lo que se persigue clarificar o
recortar del conjunto de la realidad social para su análisis y mejor
comprensión. Aunque son abundantes en
conceptos y exposiciones, no es lo cultural y su mayor o menor conocimiento lo
que se persigue en esos debates. Solo se pretende marcar y destacar el lugar en
la escala social que ocupa tal o cual persona.
El arte y sus
manifestaciones se han desnaturalizado en su deriva moralizante, que indica el
mayor o menor grado de evolución en la escala social. Se trata de una argucia
de quienes ejercen poder dentro de esa sociedad. La diferencia la marca la
evolución, el pensamiento, el conocimiento, y no el dinero o la propiedad
material. Pero también hay quienes hacen
méritos para formar parte de ese círculo. Son los eruditos, solventes
auxiliares de la propiedad. Son esos personajes que, si no tienen solvencia ni
pueden conseguirla en lo que les queda de vida, entonces preparan su erudición
enciclopédica para acceder al “Olimpo” del selecto grupo de privilegios.
En suma… Es una
estrategia para marcar diferencias, estigmatizar al otro y verse a sí mismo
como superior, en un escalón donde la palabra “Arriba” significa “Superior” en
la evolución humana. En suma… Es una estrategia de la mezquindad. Es un
abalorio social que utilizan los que nunca podrán comprender la profundidad del
alma humana. Ahí donde se fabrica la cultura.
San
Telmo, 13 de enero de 2018.
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Imagen de autor desconocido tomada de Pinterest
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