¡Te quiero tanto!
Ojala sepas algún día cuánto…
Debo decirlo.
Este mensaje es el origen de mi
identidad.
Desde ese día, abandoné la
clandestinidad.
Me incorporé a la vida, me abracé
con ella.
O ella me incorporó a mí por aplastamiento
Tres palabras y una frase que
cambiaron
el sentido, el sentimiento, el pensamiento y la razón.
Todo fue sometido a una nueva
fundición
En una fragua sin matriz.
que no dejó espacio para el tiempo
esperado.
Todo tiempo imaginado fue real
Los días, las horas, la palma de mi
mano
Sus manos, su mirada, su
respiración,
Mi asombro, su sorpresa
Mis intenciones, su propuesta
Su horizonte, mi amanecer.
Todo eso se clavó
En el sol
Una mañana de enero
.
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, un día de enero del año
2013
Imagen de autor desconocido
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