Cada vez que siento que la vida se
olvidó de mí
entonces digo tu nombre,
Trato de sentir algún eco.
Vuelvo a repetirlo tantas veces,
que tu nombre parecen versos de un
poema interminable.
Algo se despierta en mí.
Lo sé por la tensión rítmica de mi
respiración.
Entonces sé que la vida ha
regresado.
Mi pecho se carga de tambores
Que suenan con un ritmo sostenido.
Eres tú que vienes.
Galopando.
Lo sé. Porque percibo el viento
silbando entre tu pelo.
Vuelvo a decir tu nombre y
repetirlo
Repetirlo y repetirlo.
¡Grito tu nombre!
Entonces el aire se vuelve dulce
como el ozono
El día es una tarde de primavera
con cielo abierto
Siento la vida
Siento la alegría de las horas
La fuerza de las imágenes con tu
figura
El entusiasmo por las ideas
El fervor por las quimeras.
Todo es así mientras pronuncio tu
nombre.
Por eso, cuando la vida se olvida
de mí
Entonces te llamo.
Y ella vuelve. Viene contigo.
Porque tú eres la vida.
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 25 de octubre de 2015
Imagen arte callejero de autor desconocido
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