Desnudos
Hemos perdido toda identidad.
No somos más que esa entrega, que se calcina lentamente en las caricias que conducen al beso que nos dará una nueva respiración.
Hemos perdido toda identidad.
No somos más que esa entrega, que se calcina lentamente en las caricias que conducen al beso que nos dará una nueva respiración.
Hemos dejado en la
puerta del infierno las cargas ligeras de la no verdad. Solo llevamos lo que no
sabemos si es verdad.
En la más absoluta
indigencia, hemos tirado por la ventana los trapos de la decencia y todos los
papeles de la moral.
Desnudos
Entregados
Entregados
Nos hemos tomado
fuerte, nos hemos apretado para extraer el jugo que deja el calor en los
cuerpos sometidos.
Somos nuestros
verdugos. Los feroces agitadores de nuestro futuro. Somos las manos que amasan
nuestra integridad.
Desnudos.
Somos lo que no fuimos. Somos lo que quisiéramos ser. Somos los ojos que recogen virtudes entre los pliegues del abrazo. Somos cada uno de nosotros y los dos al mismo tiempo.
Somos lo que no fuimos. Somos lo que quisiéramos ser. Somos los ojos que recogen virtudes entre los pliegues del abrazo. Somos cada uno de nosotros y los dos al mismo tiempo.
Desnudos.
Cuando tiritamos de
fortaleza, cuando temblamos de valor, cuando nos estrujamos uno dentro del
otro, llenos de temor, cuando no somos más que eso, nos vaciamos y nos llenamos
en una nueva identidad.
Desnudos
Somos y seremos algo que no sabremos.
Entregados. Hasta el fin de los días.
Sin ninguna verdad, sin ninguna certeza
Solo una clave de amor, engarzada sobre ti.
Y nada más.
Y todo por hacer, todo por andar, todo porque sí.
Somos y seremos algo que no sabremos.
Entregados. Hasta el fin de los días.
Sin ninguna verdad, sin ninguna certeza
Solo una clave de amor, engarzada sobre ti.
Y nada más.
Y todo por hacer, todo por andar, todo porque sí.
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