Reflexión del día
después
Ayer fue el Día Internacional de Libro. Y mañana se inaugura
la Feria del Libro de Buenos Aires. En los días previos y en los que seguirán
hemos visto, oído y leído cientos de menciones y alabanzas al libro, la
literatura, la lectura y los escritores.
Pero en el “Día Después” quiero rendir mi
humilde homenaje a “LA PÁGINA EN BLANCO”. Esa insolente, permanentemente
desafiante, canalla en sus transparentes condiciones, a veces noble, a veces
traicionera, que se deja arrugar y planchar otra vez, le encanta que la borroneen,
la manchen, la ensucien, la revuelquen en las mesas de los bares, en
escritorios de todo tipo – aun en los mugrosos – que no se asfixia nunca, que
siempre pide más y mientras más la cargas más satisfecha se siente.
Si no fuera por ella ningún escritor existiría en este
mundo, si no fuera por ella ningún humano hubiera tenido verdadero sentido de
lo que es el abismo: el de los otros y el de sí mismo. Si no fuera por ella no
habría lectores y yo no podría estar escribiendo lo que estoy escribiendo, por
el puro gusto de mancharla. Para que deje de ser “Blanca” de una puñetera
vez.
***
Imágen: Arte surrealista. Grigoriou Panagiotis
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