Propone.
Insinúa. Evoca.
Maneja
la sugerencia hasta la inspiración.
Tiene
el sentido hipnótico de la sugestión.
Lo
lleva siempre entre sus manos y en ocasiones
Lo
extiende sobre su espalda y te obliga
A
que la acaricies con la mirada.
Te
mira con entusiasmo. Te sonríe con ilusión.
Te
sugiere. Te invita. Te convoca. Te seduce
Te
atrapa.
En
todas las formas de la creación.
Se
asimila.
Se
aleja. Se acerca. Te atrae. Te rechaza.
Se
diluye, renace y crece en las órbitas de la fascinación.
Es
transgresora, rebelde y efervescente en los ápsides
De
su atracción.
Toda
ella es un territorio libre, sereno, enigmático.
El
vértigo es solo una ingenuidad que provoca el miedo
Cuando
hay temor, si es que hay temor,
Si
es que ella antes no lo secuestró
Para
lanzarte limpio a la aventura
Para
dejarte en la ignorancia de la metáfora.
Te
llama. Te incita. Te impulsa. Te empuja
A
que todo lo transformes en poesía.
Coloca
su cuerpo como bandera
Lo
convierte en verso en el campo de batalla
El
poema es solo una proclama.
La
poesía es el corazón de sus deseos infinitos
Y
en los enigmas de sus miradas
Y
la intensidad de su boca
Queda
la liturgia
De las creaciones auténticas.
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© César Manuel
Sarmiento
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San Telmo, 6 de febrero
de 2018.
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Imagen de autor desconocido
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