jueves, 1 de febrero de 2018

MORIREMOS AL AMANECER



Quiero que sepas…
Estoy dispuesto a desestabilizarte. A complicarte, a ser el autor de eso que tu llamas complicarte. A ser el poeta que pides a gritos, que reclamas entre sueños, que te mantiene en vigilia. Te  la complicaré con palabras y sonidos hasta la conmoción. Te la complicaré con todo el amor y la ternura que jamás hayas podido imaginar. Te la complicaré todo lo que pueda y mucho más…
¡Ya verás...!
Voy a amarte hasta quedarnos sin respiración. Voy a abrazarte, besarte, acariciarte hasta sentir el jadeo intenso de la desesperación. El jadeo al tacto, el rechazo y el contacto. La desesperación por alejarnos y acercarnos. La ansiedad por penetrarnos el uno al otro hasta ser uno solo.  
Voy a instalarme en todos tus rincones, tus espacios ocultos, tus sombras, tus luces, miradas y huecos en los que pueda cobijarme. Voy a guarecerme en tu cuerpo. Voy a darle calor a tus virtudes. Voy a acercarle fuego a tus rebeldías. Voy a ponerle música a tu delirio.
No te voy a dar tregua. No me voy a tomar descanso. Voy a colocar mi boca tan cerca de la tuya que tendremos que besarnos para respirar. Voy a abrazarte con tanta intensidad, hasta que tus ojos despidan toda la ternura que hay dentro de ti. Voy a revolcarme en este amor y tú conmigo, hasta quedar al borde de la vida. No te voy a tener piedad. Morirás de amor y yo contigo. Moriremos al amanecer. Naceremos al mediodía y  en cada atardecer volveremos a empezar.
Voy a complicarte la vida. ¡Ya verás!
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© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 29 de septiembre de 2017.
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Imagen de Claire Streetart  en una calle de París

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