Quiero que sepas…
Estoy dispuesto a
desestabilizarte. A complicarte, a ser el autor de eso que tu llamas
complicarte. A ser el poeta que pides a gritos, que reclamas entre sueños, que
te mantiene en vigilia. Te la complicaré
con palabras y sonidos hasta la conmoción. Te la complicaré con todo el amor y
la ternura que jamás hayas podido imaginar. Te la complicaré todo lo que pueda
y mucho más…
¡Ya verás...!
Voy a amarte hasta
quedarnos sin respiración. Voy a abrazarte, besarte, acariciarte hasta sentir
el jadeo intenso de la desesperación. El jadeo al tacto, el rechazo y el
contacto. La desesperación por alejarnos y acercarnos. La ansiedad por penetrarnos
el uno al otro hasta ser uno solo.
Voy a instalarme en
todos tus rincones, tus espacios ocultos, tus sombras, tus luces, miradas y
huecos en los que pueda cobijarme. Voy a guarecerme en tu cuerpo. Voy a darle
calor a tus virtudes. Voy a acercarle fuego a tus rebeldías. Voy a ponerle
música a tu delirio.
No te voy a dar tregua.
No me voy a tomar descanso. Voy a colocar mi boca tan cerca de la tuya que
tendremos que besarnos para respirar. Voy a abrazarte con tanta intensidad,
hasta que tus ojos despidan toda la ternura que hay dentro de ti. Voy a
revolcarme en este amor y tú conmigo, hasta quedar al borde de la vida. No te
voy a tener piedad. Morirás de amor y yo contigo. Moriremos al amanecer.
Naceremos al mediodía y en cada
atardecer volveremos a empezar.
Voy a complicarte la
vida. ¡Ya verás!
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© César Manuel
Sarmiento
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San Telmo, 29 de septiembre de 2017.
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Imagen de Claire Streetart en una
calle de París
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