A veces los poemas salen de golpe.
Se presentan de repente.
Te sorprenden. Te piden atención. Te saludan.
Entonces te preguntas ¿dónde estaba cuando
lo escribí?
Porque no recuerdas el momento de escritura.
Pero no lo recordarás porque no lo
escribiste.
Se escribieron solos y entre todos.
Han estado agazapados dentro de ti.
Los fueron escribiendo los personajes que
tienes dentro.
Los que a veces encuentras y otras esquivas.
Los que te cruzan o atraviesan a diario sin
hacer ruido.
Los que te saludan y no les prestas
atención.
Los personajes que buscas y a veces no
encuentras.
Todos ellos han estado en la tarea.
Y el poema, cómplice, ha permanecido en
silencio.
Esperando su momento, el momento
¡Y de pronto! Está ahí, frente a ti.
Entonces no tienes más remedio que
saludarlo, abrazarlo
Y decirle…
¡Gracias por venirme a ver!
¡Gracias por estar aquí!
¡Gracias por explicar lo que no sé explicar!
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 15 de octubre de 2017
Imagen de
Willy Ronis. Paris, 1955.
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