Nosotros nunca tuvimos un casamiento.
Tampoco lo tendremos. Nosotros tuvimos un pensamiento. Y seguimos en el
pensamiento. Un pensamiento tan largo, que al escribirlo son kilómetros y
kilómetros de palabras. Nos quedamos a vivir en el pensamiento, en ese
pensamiento. A veces no nos vemos porque nos quedamos dormidos. A veces estamos
tan dentro del pensamiento que no veo que está en otra parte. Muchas veces,
cuando está en otra parte, pienso que estará en otros pensamientos o con
otros pensamientos. Pero luego me despierta y me dices: “¿En qué estás pensando?” Entonces respondo: “En ti estoy pensando, siempre estoy pensando en ti”. Ella piensa
que me voy a cansar de estar siempre en el mismo pensamiento. Pero no es
cierto. Ella tampoco se cansa de estar en el mismo pensamiento. A veces tiene
pesadillas. A veces sueña cosas bonitas. A veces se queda con la mente en
blanco. A mí eso no me pasa. Porque
cuando estoy en peligro, entonces me refugio en el pensamiento. El pensamiento
que tuvimos juntos, que tenemos juntos. Nosotros nunca tuvimos un casamiento ni
lo tendremos. Por eso nunca nos divorciaremos, nunca nos diremos adiós para
siempre. Nosotros tuvimos un pensamiento. Y ahí vivimos desde hace 5 años. No
nos vamos porque no sabemos irnos. No queremos irnos. Nos vamos, pero cuando
llegamos a la puerta del pensamiento entonces nos volvemos. A veces nos
preguntamos: “¿Qué tendrá este
pensamiento?” Ella se lo pregunta más veces. Pero ella es la que lo cuida. ¿Cómo lo cuida? Lo llena de
claves, acertijos, leyendas, enigmas, menciones, falsas metáforas, verbos
reversibles, sinónimos que no son sinónimos y palabras cruzadas. Y mientras más
cosas le pone, es cuando se me acerca y
me pregunta: “¿Qué tendrá este
pensamiento?” La miro asombrado. ¡Es ella la que lo alimenta! Yo no sé qué
tiene este pensamiento. Pero escribo y escribo tratando de contarlo,
enunciarlo, enumerarlo, describirlo, averiguarlo y no sé cuántas cosas más.
Para que ella tenga la respuesta que tanto quiere. ¡Pero no hay caso!
Cuando más me acerco a definirlo, ella le pone más cosas al pensamiento. Y así
vivimos. Desde hace 5 años. Pero no nos cansamos. Por eso no nos casamos.
Tampoco nos casaremos. Nosotros nunca tuvimos un casamiento. Nosotros tenemos
un pensamiento. Un pensamiento que nos agota, nos entusiasma, nos alegra, nos
mata y nos resucita. Nosotros tenemos un pensamiento que no sabemos qué es.
Pero como ella dijo una vez: “Nunca
sabremos qué es. ¡Pero es tan lindo…!”. Y se rió.
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 30 de septiembre de 2017
Imagen de autor desconocido. Se agradece cualquier información
para consignar la autoría.
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