Me gustan los días en que estoy feliz y no sé el motivo. Todo el día lo
paso buscando la causa. Debe haber algo en mi interior que no me lo quiere
contar. Algo que solo debe ser celebrado sin saber motivos ni razones. La
búsqueda resulta fascinante en algunas ocasiones. Una aventura en otras. Y el
final del día puede ser inesperado. Pero a veces termino el día y me da
desazón. No encontré el motivo. Entonces tomo el único camino que me queda, el
único posible. Busco a la dueña de los acertijos. Me paro frente a ella y la
increpo: “¡Has sido tú! ¿Verdad? ¿Tú has sido? Sí, has sido tú”. Y ella me
devuelve una mirada placentera, a media
sonrisa y con los ojos pidiendo complicidad. Así es ella. La promotora de todas
mis aventuras hasta el final del día, momento en que me recoge. Entonces la
abrazo, me besa y nos vamos por el camino del verdadero sueño. Así son los días
con ella.
© César Manuel Sarmiento
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San Telmo, 8 de octubre de 2017
Imagen de Henri Cartier-Bresson de 1989.
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