Te siento fuerte, dulcemente agresiva, bien armada, resistente y entregada a la vez.
Se siente la vida estar de fiesta a tu
alrededor. Resopla la alegría. Suspira el deseo y palpita la imaginación.
Te veo desafiante y me desespera no
poderte tocar. Te veo hermosa, generosa de entusiasmo, estremecida y expandida
a la vez.
Cuando caminas al caer la tarde, dejas
en el aire una cadencia que incita a imitar. Hay en el ambiente un sonido dulce
de música imprevista solo por tu andar.
Te sigo con ojos de gato hacia aquí y
hacia allá. Me dejas la mirada rumbosa y pegada en tu caminar. Me llevas y me
traes. Me dejas y me tomas. Me sueltas y me agarras. Me ovillas y me enredas.
Breves ceremonias que rompen la serenidad del día a punto de terminar.
En ese atardecer, no puedo evitar que se
quiebre la respiración. Estoy como una pantera. Próximo y distante, a punto de
enamorar.
Como un pez a punto de red, abro y
cierro la boca al ritmo de asombro y admiración. Como un animal que solo
respira, de vez en vez, a golpes de latidos de tu corazón.
Latidos que son disparos sobre mi corazón.
Imagen de Bjorn Jansen / Modelo Sally Dee
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