viernes, 17 de septiembre de 2021

ATARDECER DE DOMINGO

A veces la he visto… ¡Cómo decirlo!

La he visto tan solitaria junto a mí, apoyando detrás de mí,

En más ocasiones delante de mí. Marcando el camino.

A veces la he visto… ¡Cómo decirlo!

La he visto tan solitaria que he sentido frío

He corrido a abrazarla. Entonces se ha hecho un ovillo junto a mí. 

 

Es tan heroica su vigilia, su persistencia, su insistencia,

Es tan férrea su marca, su decisión, su impulso, su sentencia.

La poesía por encima de la vida misma, de los avatares nobles o canallas.

Conmueve su figura solitaria transmutada en ejército invencible.

Es tan hermosamente bella en ese combate,

Es tan fragua de ilusiones y quimeras,

Es tan fuego condensado de imaginación y audacia,

Es tan libre en la pelea cotidiana y en los grandes desafíos.

Es tan sorprendente su aparente soledad.

 

La he visto… ¡Cómo decirlo!

En el tumulto de las cosas. Mezclada en las batallas de los días.

Su figura recortada claramente en la multitud.

En trazos profundos, finos y brillantes, gruesos y opacos.

Líneas de luz propia. Como una señal entre los anónimos.

 

La he visto… ¡Cómo decirlo!

Traspasar el tiempo en puntas de pie, dejando huellas de pasos firmes.

Dejando su marca por la casa, en mi memoria, en mis pasos perdidos.

Entretejiendo dudas y pesares con camino y horizonte.

Amamantando las horas de valor, decisión y pasiones. 

 

La he visto... Un atardecer de domingo

La he visto... ¡Y lo digo!

Besar la vida para que se le enciendan los ojos

Nos alumbre a todos.

Y nos cobije.



Imagen de Jan Siebert  //  Modelo Sally 

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