viernes, 14 de septiembre de 2018

¡QUE SE ABRA LA PALABRA!


Que se abran las ventanas, se corran las cortinas,  se deje entrar la luz a todos los rincones de las casas. Que se abran las puertas de la biblioteca para dejar entrar a los palabristas. Que se los deje entrar para que llenen el aire de palabras, para que digan sus palabras, las canten, las reciten, las compartan.
Que todos los espacios se abran para dejar entrar a la palabra, para escuchar a los palabristas cargados de ritmos con palabras de aventuras, historias, sueños, desventuras, pesadillas, leyendas, y cuentos infinitos. Dejemos que los palabristas abran la palabra. Y con ella, dejemos que se abra nuestra vida hacia el mundo imaginado, intenso, agitado, expectante y abierto a todo lo que se pueda descubrir.
Abramos la vida y pongámosle palabras. Abramos la palabra y pongámosle vida.
Abramos nuestra imaginación, inventemos una historia y pongámosle palabras. Palabras simples, sencillas, austeras, de  belleza cotidiana. Sigamos a los palabristas, copiemos su entusiasmo, aprendamos su música y solo pidamos que cuando partan, nos dejen un puñado de palabras para poder imitarlos y sostenernos en los juegos de hoy y para siempre.


Este texto fue escrito para responder a una convocatoria de la Biblioteca Teresa Pérez de Santa Rosa (La Pampa) a escribir sobre la palabra. 





Imagen: antiguo afiche de fantasía abstracta en globo, tomada de Pinterest  

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